viernes, 8 de enero de 2016

¿Es el ser humano libre?

¿Es el ser humano libre para Simone de Beauvoir?

Hace poco leí un artículo cuyo título me pareció elogiable. Decía así: "Simone de Beauvoir, la filósofa que liberó a las mujeres... y a los hombres" (podéis acceder a él clicando sobre el título entrecomillado). 

Se conoce a Simone de Beauvoir especialmente por su aportación al feminismo (un feminismo existencialista, no lo olvidemos), pero olvidamos que nos encontramos ante la igualdad, y para que la igualdad tenga sentido, no es sólo la mujer la que debe independizarse y encontrar su identidad, sino también el hombre. 

En la entrada anterior hablábamos del eterno femenino, aquel el rol impuesto por la cultura a la mujer a través de los tiempos. Finalizaba la entrada haciendo un pequeño apunte: la dificultad de romper las barreras de la cultura y aceptar la propia libertad para elegir. 

Comenzaba ahora mismo con la cuestión de la libertad para Simone de Beauvoir y, por si no os habéis cerciorado, he preguntado sobre el ser humano, y no sobre la mujer. Por fin os respondo: sí, el ser humano es libre para Simone de Beauvoir. ¿Cuál es el problema entonces? El problema es que el ser humano no quiere asumir su libertad. 

Vayamos por partes. Puede parecer extraño que ahora dudemos de la libertad del hombre (como varón), si él es el dueño en la sociedad patriarcal, el que se define delimitando al otro, que es la mujer. Esto nos lleva inevitablemente a hablar sobre la teoría hegeliana del amo y del esclavo. Pensemos por un momento, ¿qué sería del amo sin el esclavo? ¿Sería acaso amo? ¿Estaría jerárquicamente por encima de alguien? El ser humano necesita crearse como sujeto delimitándose con la creación de lo "otro". El amo es sólo amo si posee a alguien que le sirva, es por ello por lo que busca reafirmarse como sujeto en oposición a los demás. Claro, si el ser humano es libre (si lo otro ya no es lo otro, sino que es sujeto), ¿qué sentido tiene el amo? 

Ahora extrapolemos esta situación de esclavitud al hombre y la mujer, comprendiendo al hombre como amo y a la mujer como esclavo. La situación de subordinación a lo largo de la historia es la misma. Pero seguimos sin comprender la dificultad de aceptar la libertad, ¿qué problema existe? 

Cuando la mujer, o el esclavo, se cercioran de su situación y de su posibilidad de ser libres, no se obtiene tan fácilmente el resultado que esperamos. Supongo que la mayoría pensaríamos que el esclavo (o la mujer) tenderá a rebelarse para conseguir sus derechos y definirse en su libertad. ¿Por qué estamos tan seguro de ello? Quizás porque hasta el momento hemos visto a lo largo de la historia cómo la esclavitud ha ido desapareciendo y la mujer ha ido emancipándose (manifestaciones feministas, cartas de derechos humanos, etc.). De manera externa, todo ser humano ha luchado constantemente por sus derechos: los esclavos querían tener los privilegios del amo y las mujeres los mismos derechos de los hombres. Si embargo, ¿por qué sigue existiendo machismo en nuestros días, entonces? 

El problema de la libertad es que, asumirla, trae consigue un concepto clave y, sin duda, duro: la responsabilidad. Cuando uno asume su libertad, significa que es capaz de tomar sus propias elecciones. No depende de nadie. Quizás ahora empecéis a atisbar el problema. ¿Acaso no es difícil no depender de nadie? Pensemos en nuestras familias, en el momento en que hemos de abandonar el nido. Dejar de depender de los padres significa perder muchas comodidades, tales como no tener la comida hecha, la casa ordenada o dinero para nuestros caprichos, además de la unión sentimental que nos une y duele cuando te alejas. Ahora, pensemos en el esclavo: si el esclavo se rebela contra su amo, significa que no tendrá una casa fija o un plato de comida caliente a lo largo de su vida. Ahora, la mujer. Si la mujer asume su libertad, deberá llevar a cabo tareas que hasta el momento eran del hombre, como por ejemplo, y muy actual, llevar al coche al mecánico, llevar las cuentas de la casa o incluso ser una pieza imprescindible en llevar dinero la hogar. Son sólo unos ejemplos, pero existen mucho más. ¿Y el amo? El amo no obtendría del esclavo su servidumbre, no tendría el desayuno hecho todas las mañanas o debería trabajar para ganarse el pan. Y, finalmente, el hombre, que debería de igual manera asumir que debe limpiar él mismo, que no llegaría a casa con la comida hecha.  

Nos encontramos, por tanto, con seres humanos iguales que no aceptan su libertad porque hacerlo supondría perder la comodidad que supone no poseerla. ¡Nos encontramos con que ser libres es duro! ¡Pero si hemos luchado constantemente por nuestros derechos! Claro, claro que sí, lo hemos hecho... ¿Pero hemos luchado por la verdadera igualdad? ¿Por la igualdad jurídica, pero también la personal? ¿O sólo hemos luchado por la igualdad que nos convenía? Porque es tan fácil que nos den ciertas cosas hechas... 

Estoy segura de que ahora todos nos hemos dado cuenta de que hay muchas responsabilidades que nos cuestan asumir. Por ello (y sin duda me incluyo), me gustaría que reflexionáramos sobre la libertad que creemos poseer. Porque la cultura pesa y es deshacerse de costumbres incorrectas, pero también pesa romper con la comodidad e independizarse; también cuesta dar el paso para ser. 



TAREA

Como tarea, tras la lectura de la entrada, me gustaría que concretarais más ejemplo que pueden impedir que el esclavo o la mujer no asuma su responsabilidad (como los que he puesto sobre llevar las cuentas, el mecánico, etc.).



Espero que os haya ayudado a comprender a Simone de Beauvoir, pero también a nuestra sociedad y  a nosotros mismos. Os confieso que esta teoría, a mí me cambió la vida.

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