Cuando hablamos de feminismo en Simone de Beauvoir, hablamos de un feminismo existencialista. Como ya sabemos, la autora forma parte de la corriente del existencialismo, incluso ella misma confirma que El Segundo Sexo está planteado desde un punto de vista existencialista.
¿Cómo nos cercioramos de la aparición de dicha corriente? En la afirmación de la libertad como condición básica del ser humano, la forja del destino por parte de uno mismo y sus elecciones, la importancia de la experiencia personal, entre otros aspectos que se crean como marco de toda la obra.
Un exponente esencial en dicha corriente en Jean-Paul Sartre, quien mantuvo no sólo una relación intelectual con nuestra filósofa, sino amorosa. Muchos autores defienden la gran influencia del filósofo en la obra y filosofía de Simone de Beauvoir, e incluso algunos opinan queEl Segundo Sexo es sólo una explicación de las tesis de Sartre pero llevadas al plano de la mujer.
Me gustaría dedicar la entrada al análisis de las tantas críticas que defienden que Simone de Beauvoir sólo plasmó la filosofía de Sartre.
Partimos de la base de que Simone de Beauvoir es una filósofa existencialista. Es bien sabida su relación con Sartre. Ambos mantuvieron una relación intelectual y amorosa. Aunque ambos tenían a la poligamia, el amor que se profesaban era de admirar. Existen muchas cartas que demuestran su cariño, su sinceridad y su amor, más allá de las relaciones que mantuvieran con otras muchas personas. Por ello, es clara la influencia de Sartre en el pensamiento de Simone de Beauvoir, pero, ¿qué problema existe?
La autora bebió de la filosofía de Sartre, de sus ideas sobre la libertad y la responsabilidad, entre otras tantas. Claro, es cierto. Pero fue ella, mujer, quien a raíz de su condición de género, supo transmitir no sólo las ideas de Sartre, que ella había interiorizado y desarrollado, sino sus sentimientos, su manera de ver el mundo y su contexto. Aquí os adjunto un vídeo de Simone de Beauvoir hablando de cómo se conocieron y sus primeras impresiones:
Ambos dos eran personas curiosas. Eran independientes, revolucionarios, solitarios. Lo tenían todo para amarse, pero también para no formar una pareja que hoy entendemos por normal, porque ninguno de los dos lo era.
Sin duda, la relación de ambos causó estupor en la sociedad, pero, pensemos en cuál de los dos artistas fue más rechazado socialmente. Hasta el momento, al hombre se le ha permitido la poligamia. Sin embargo, la mujer (especialmente en aquello época) lo tenía prohibido; una mujer de muchos hombres, sabemos todo de qué era tachada.
Por tanto, Simone de Beauvoir se enfrentó a la sociedad y se liberó. Tomó sus propias elecciones, fue valiente, fuerte y libre. Incluso llegó a mantener relaciones con mujeres. ¿Quita fuerza en su filosofía estos planteamientos? Considero que es al revés. Una mujer de aquella época, que es capaz de enfrentarse a su cultura, al eterno femenino, al qué dirán, me parece que no puede exponer una mera copia de la filosofía de otro. Sartre no vivió lo que vivió Simone. Sartre conoció sus circunstancias, pero no las de ella. Son sujetos situados distintos.
Por otro lado, no hemos negado en ningún momento la influencia del filósofo en Simone de Beauvoir y, como hemos dicho, hay teorías que hablan del desarrollo de las tesis del primero por parte de ella pero llevado al ámbito de la mujer. Desde mi punto de vista, es cierto. Es cierto en tanto que ambos eran existencialistas y que ella tenía un pensamiento muy similar al de él, pero no hemos de olvidar, como he dicho anteriormente, que él no era mujer.
Es un tema para reflexionar. ¿Por qué es tan importante la originalidad? La importancia moral del existencialismo es tal que no deberíamos darle tanta importancia a la falta de originalidad de los autores. Cuando un ámbito es inteligente de por sí, más vale ir mejorándolo poco a poco, permanecer en él hasta exprimirlo, hasta encontrar toda su verdad. Eso es lo que me parece que Simone de Beauvoir llevó a cabo. Llevó el existencialismo al único ámbito en el que no se había adentrado: el de la mujer. Así, las mujeres pudieron verse identificadas, entenderse; el existencialismo ya no era cosa de hombres, sino de seres humanos.
Es maravillosa la capacidad que posee el ser humano para adquirir gustos e ideas (¡buenas!) de otras personas. ¿Dejamos de ser originales por ello? Una amiga me recomendó mucha música que marcó mi vida. Hasta hace poco, me planteaba si acaso no era yo un cúmulo de recomendaciones de personas cercanas, y no poseía una identidad propia. Pero, ¿podemos separarnos del exterior de manera completa? ¿podemos sacar de dentro algo completamente original, que no tenga nada que ver con nada de lo que hemos leído o escuchado? Somos seres contextuales y creo que es importante que no lo olvidemos, pero debemos saber qué aceptar del exterior y analizar siempre con criterio lo que el mundo nos ofrece, además de la perspectiva con la que miramos.
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